Bien sabía lo que tenía que hacer:
volver con él y sentarse a su lado, cogerle la mano y decirle que no tenía que haberse ido, y besarlo una y otra y otra vez,La gente no perdía el tiempo, se aferraba a unas pocas casualidades y fundaba sobre ellas su existencia.
Tenía que decirle que ahí estaba, o irse de nuevo, a tomar el primer avión y regresar al lugar donde había vivido como en vilo todos aquellos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario